El Rey de la Puntualidad
Héctor Lavoe creció escuchando la música popular de su isla natal y a cantantes como Chuíto el de Bayamón y Daniel Santos, el Inquieto Anacobero, fieles representantes del estilo jíbaro que tanto influyó en su música. En 1963 emigró a Nueva York, donde se ganó la vida cantando en locales y bandas del barrio latino del Bronx, hasta que en 1967 su carrera dio un giro considerable al unirse a la agrupación dirigida por Willie Colón.
Fue una asociación muy afortunada, ya que la voz estridente y nasal de Lavoe encontró en el sonido de los trombones un perfecto acompañamiento para plasmar un nuevo ritmo musical latino, precursor de lo que se conoció después como salsa urbana o neoyorquina y que transmitía todo el sabor del barrio. Con el elocuente nombre de El Malo, Colón y Lavoe grabaron juntos su primer álbum, al que siguieron Guisando, La Gran Fuga, Lo Mato, El Juicio y los dos elogiados volúmenes de Asaltos Navideños.
Aunque en 1974 Lavoe emprendió la carrera en solitario con el disco La Voz, Willie Colón siguió colaborando como productor y arreglista en algunos de sus mejores álbumes y, junto a otros destacados artistas puertorriqueños como Cheo Feliciano, Ismael Rivera y Luis Perico Ortiz, ambos formaron parte a principios de los setenta del colectivo de estrellas de la salsa reunidos por la empresa Fania, que acogió además a figuras como Celia Cruz o Tito Puente. Lavoe y Colón grabaron para el sello Fania trabajos muy notables, entre otros Crime Pays (1972), The Good, the Bad and the Ugly (1975) o De ti depende (1976); este último incluyó uno de sus temas más célebres: Periódico de ayer, compuesta por el maestro Tite Curet Alonso.
En 1978 publicó Comedia, considerado por muchos su mejor trabajo discográfico, que alcanzó gran popularidad gracias al tema El Cantante, compuesto por Ruben Blades; posteriormente editó Juanito Alimaña (1983), un clásico en la línea de Pedro Navaja.
Personaje carismático y con un talento y personalidad fuera de toda duda, se dejó arrastrar sin embargo a una vida de desenfreno que difícilmente podía tener buen final: así, el consumo continuado de drogas a lo largo de muchos años minó seriamente su salud, lo que unido al trágico fallecimiento de su hijo desembocó en 1988 en un intento de suicidio que le dejó incapacitado para seguir actuando.
Desde entonces permaneció retirado en Nueva York, aunque el mismo año de su fallecimiento salió al mercado un último disco, Héctor Lavoe & Van Lester: The Master and the Protege. Además de las ya citadas, hizo famosas canciones como El Todopoderoso; Calle Luna, Calle Sol; Paraíso de Dulzura; Triste y Vacía; La Verdad; Juana Peña o Un amor de la calle. Su agitada vida personal y profesional fue llevada en 1999 a una obra teatral producida por Pablo Cabrera y David Maldonado.
MUSICA